Economía
Luciano Delfione: “Argentina es uno de los países en los que está llegando ropa usada”

El presidente de la Fundación Proteger, advirtió sobre los peligros para los consumidores y el ambiente que implica el ingreso de ropa descartada desde el exterior. Leer más
Una fundación ambiental alertó que el ingreso masivo de indumentaria descartada del exterior representa un grave riesgo para la salud del consumidor y el ecosistema nacional.
Luciano Delfione, presidente de la Fundación Proteger, emitió una severa advertencia sobre las consecuencias ambientales y sanitarias que conlleva el ingreso de indumentaria descartada proveniente de mercados internacionales. El especialista señaló que Argentina se está consolidando como uno de los destinos de la denominada «ropa usada» que los países desarrollados buscan liquidar a bajo costo.
El foco principal de la preocupación reside en la elevada carga contaminante de estos textiles. Gran parte de esta ropa es sintética, compuesta por materiales no biodegradables que terminan saturando los vertederos locales sin posibilidad de reciclaje efectivo. Además, se presume la presencia de residuos químicos y tinturas industriales que, al desecharse, impactan directamente en la calidad del agua y el suelo.
Delfione hizo hincapié en el riesgo directo para la salud de los consumidores que acceden a esta mercancía. Aunque se comercializa como ropa de segunda mano, la realidad es que gran parte de estos volúmenes no cumplen con estándares sanitarios básicos, pudiendo vehicular hongos, bacterias o residuos químicos que provocan irritaciones cutáneas o alergias.
Este fenómeno no solo tiene aristas ambientales, sino también económicas, pues la entrada descontrolada de volúmenes industriales de prendas a bajo costo genera una competencia desleal con la industria textil nacional. El directivo sugirió que esta práctica es la contraparte local del modelo de consumo ultrarrápido conocido globalmente como fast fashion.
La Fundación Proteger instó a las autoridades regulatorias a establecer controles de ingreso mucho más rigurosos, tanto sanitarios como arancelarios, para mitigar la llegada de estos productos. Consideran esencial transparentar el circuito de disposición final para evitar que el país se convierta en un basurero textil de naciones más desarrolladas.
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