Economía
Pablo Ferrari: “Lo que va a marcar la productividad y el liderazgo tecnológico es la inteligencia artificial”

El economista explicó cómo el nuevo orden económico global descrito por J.P. Morgan reconfigura la geopolítica, la producción y la competencia entre potencias. Leer más
Un economista local explicó que la inteligencia artificial es el eje central que redefine la geopolítica y la productividad en el nuevo orden económico global trazado por J.P. Morgan.
Se analizó la profundidad del cambio en la arquitectura económica global, según las proyecciones detalladas por J.P. Morgan. El eje de esta transformación radica en la creciente centralidad de la Inteligencia Artificial (IA) como principal motor de desarrollo y factor determinante en la competencia entre las grandes economías mundiales.
El economista Pablo Ferrari sostuvo que la productividad y el liderazgo tecnológico futuro estarán determinados casi exclusivamente por el avance y la capacidad de implementación de la IA en los sistemas productivos. Este factor se establece como la nueva divisoria estratégica, superando a las variables tradicionales como fuente primaria de valor agregado.
La reconfiguración del tablero geopolítico es una consecuencia directa de esta dinámica. La competencia entre potencias, especialmente entre Estados Unidos y China, se intensifica en el campo del desarrollo algorítmico, donde se disputa la hegemonía económica de las próximas décadas y el control de las cadenas de suministro globales.
Este cambio estructural no solo impacta en las cúpulas, sino que obliga a una reestructuración profunda de los modelos productivos tradicionales. Las industrias que logren integrar la IA a gran escala experimentarán aumentos significativos de eficiencia, mientras que las economías rezagadas verán deteriorada su competitividad y participación en el comercio internacional.
En este marco, la capacidad de adaptación de los países a la velocidad de la innovación tecnológica se vuelve esencial para evitar una marginación estratégica. El nuevo orden global, impulsado por la tecnología, demanda políticas específicas para capitalizar los avances y gestionar los riesgos de desigualdad interna e internacional.
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