Luis Machado: “El consumo per cápita aumentó un 2%, a pesar de que la carne vacuna subió un 80%”

El mercado de la carne vacuna experimenta una paradoja de precios: el fuerte aumento del 80% en los cortes no impidió un leve repunte del 2% en el consumo per cápita.

Un análisis reciente sobre la dinámica del sector agropecuario argentino revela una desconexión entre el costo final del producto y el volumen demandado por los consumidores. Si bien los precios minoristas de la carne vacuna registraron incrementos cercanos al 80% en los últimos meses, el consumo per cápita promedio logró estabilizarse e incluso mostrar un crecimiento del dos por ciento.

Este repunte marginal se produce luego de períodos prolongados de caída en las estadísticas de ingesta de carne, un indicador tradicionalmente sensible a la inflación y a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. La fuerte suba de precios estuvo mayormente impulsada por la devaluación y la necesidad de recomponer márgenes en la cadena ganadera.

Expertos del agro sugieren que esta particular convivencia entre alta inflación y leve recuperación del consumo se explica por un cambio estructural en los hábitos de mesa del ciudadano argentino. La leve mejora del consumo se concentra en sustituciones de cortes más económicos o en una mayor alternancia con otras proteínas animales.

Esto implica que, aunque la carne vacuna sigue siendo el eje de la dieta nacional, la resiliencia del consumo se sostiene sobre ajustes internos en las preferencias y una gestión más precisa del gasto doméstico. El sector observa atentamente si esta tendencia marca una nueva meseta o si el precio logrará finalmente suprimir la demanda.

Este comportamiento dual plantea desafíos a los modelos de proyección económica, ya que la demanda, aunque debilitada, demuestra una capacidad de absorción de aumentos que excede las expectativas iniciales de retracción total.

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