Debutó hace 48 años en la secuela de una comedia picantona. Cortaron todas sus escenas, pero acabó convirtiéndose en la persona más querida de Hollywood. ¿Le reconoces?

La abolición total del Código Hays en 1975 liberó a Hollywood, inundando las pantallas con una nueva ola de comedias explícitas y títulos provocadores.

Hacia mediados de la década de 1970, la industria cinematográfica de Estados Unidos había completado la eliminación del estricto sistema de censura moral conocido como Código Hays, que rigió la producción de Hollywood durante más de cuarenta años. Esta ruptura estructural significó la apertura definitiva del mercado a temáticas que hasta entonces se consideraban intocables para el gran público.

El impacto inmediato de esta liberalización fue la proliferación de géneros y subgéneros que explotaban la sexualidad de manera frontal. La taquilla comenzó a reflejar el apetito por narrativas audaces que exploraban las dinámicas íntimas y la liberación corporal sin las restricciones previas.

El rubro de las comedias fue uno de los que más rápidamente asimiló este quiebre de paradigmas. Las productoras se enfocaron en generar filmes catalogados como “picantes”, utilizando el humor como vehículo para desdibujar los límites de la moralidad impuesta por la generación anterior de censores.

Esta tendencia no solo se manifestó en el contenido visual de las producciones, sino también en el marketing agresivo. Películas como Todo lo que quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, o I could never have sex with any man who has so little regard for…, se convirtieron en referentes, destacando por sus títulos deliberadamente extensos y abiertamente transgresores.

Este periodo marcó la consolidación de un cine adulto y desinhibido, cerrando el ciclo de moralismo autoimpuesto y sentando las bases para las producciones que definirían la década siguiente en la cultura popular estadounidense.

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