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El mundo le baila el agua a Bin Salmán sobre el cadáver olvidado de Khashoggi
La ‘realpolitik’ rehabilita al hombre fuerte de Arabia Saudí que ordenó el asesinato del periodista: Trump le agasaja, Ronaldo se sienta a su mesa, Bezos hace negocios y España le vende armas

Un año después del salvaje asesinato de Jamal Khashoggi –asfixiado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul y luego descuartizado para hacer desaparecer el cadáver-, amigos y colegas del periodista se congregaron en el último lugar donde fue visto con vida. Por el escenario, instalado frente a la legación diplomática saudí, pasaron intelectuales y defensores de los derechos humanos, disidentes de variados países autoritarios de Oriente Próximo -que entonces hallaban refugio en Turquía-; la relatora de la ONU Agnès Callamard, cuya investigación vincula directamente al príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salmán, con el asesinato; o el entonces hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, propietario del diario, The Washington Post, en el que escribía Khashoggi. Todos coincidieron en que, incluso en su muerte, el periodista había infligido una derrota al absolutismo saudí, al mostrar al mundo el rostro verdadero y cruel de su hombre fuerte, condenado por ello a ser un paria. No podían estar más equivocados.


















