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Endeudamiento externo, austericidio y subordinación: no habría necesidad de estar así
Bruno Lima Rocha – publicado originalmente en Edición Calificada
Poco antes de la adhesión de Argentina a los BRICS (anunciada en la Cumbre de los BRICS en Johanesburgo, Sudáfrica, 22 a 24 de agosto de 2023), la derecha económica latinoamericana (en general y argentina (específico) desafiaba la lógica geoeconómica preguntando de que iba servir eso? Unos conceptos básicos ya ayudarían al debate.
La principal ventaja que ofrece el Brics es la posibilidad de acceder a créditos del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que tiene su sede en la ciudad china de Shanghái. Con ello, Argentina obtiene una alternativa valiosa a los créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI), con sede en Washington.
El swap de divisas con China, en particular, provocaba un entusiasmo – justificado – en el entonces gobierno argentino. Esta base de pragamatismo fue abandonada a partir de la toma de posesión del entrante ultraliberal en diciembre último.
La República Argentina, reconocida como economía bimonetaria, tiene su deuda externa anclada en dólares estadounidenses y legislada por un “acuerdo impuesto extra nacional”. Eso se da al revés de lo que defiende el BRICS y reconoce la naturaleza del problema. El concepto de endeudamiento de países soberanos está abordado:
DEUDA (según la cumbre de Kazan, 2024)
El bloque reconoció que los altos niveles de endeudamiento de algunas economías reducen el espacio fiscal para abordar los desafíos de desarrollo, lo cual se agrava por los efectos secundarios de las políticas financieras y monetarias en algunas economías avanzadas, así como por los problemas inherentes de la arquitectura financiera internacional actual. Además, señalaron que las elevadas tasas de interés y las condiciones financieras restrictivas han intensificado las dificultades fiscales, subrayando la importancia de una solución integral.
A pesar de ello, se continúa alentando la implementación del Marco Común del G20 para el Tratamiento de la Deuda con la participación conjunta de acreedores oficiales, privados y de los Bancos Multilaterales de Desarrollo, lo que perpetúa la falta un sistema de renegociación no inclusivo y asimétrico liderado por los acreedores; una transformación de la arquitectura de deuda podría darse con un mecanismo independiente implementado en el marco de Naciones Unidas. Adicionalmente, convocaron a abordar los problemas de deuda teniendo en cuenta las leyes y los procedimientos internos de cada nación.
Si leemos los dos párrafos arriba nos deparamos con una propuesta radicalmente distinta siendo ejecutada por la autoridad monetaria argentina según las determinaciones del Fondo Monetario Internacional y demás agentes financieros transnacionales. Si el austericidio es la “única salida”, luego no hay salida alguna.
Caída de las ventas minoristas y mayoristas en Argentina: Un reflejo de la creciente crisis económica bajo la administración de Javier Milei
La economía argentina enfrenta un panorama sombrío que se hace evidente en el desplome de las ventas tanto en el sector minorista como en el mayorista. Las políticas impulsadas por el presidente Javier Milei han generado un clima de incertidumbre que afecta la confianza de consumidores y empresarios. En un contexto de inflación desbordada y poder adquisitivo en caída libre, muchos argentinos se ven obligados a priorizar lo esencial, reduciendo drásticamente sus gastos en otros bienes. Esta tendencia ha llevado a que en agosto de 2024, las ventas en supermercados disminuyeran un 10,1% en comparación con el mismo mes del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La inflación y su impacto en el consumo básico
La inflación en Argentina ha alcanzado niveles alarmantes, afectando cada rincón de la vida cotidiana. Con una moneda devaluada y precios que suben constantemente, el dinero ya no rinde como antes, forzando a las familias a ajustar sus presupuestos. En este contexto, los bienes de primera necesidad, como alimentos y productos básicos, se convierten en el foco principal del gasto de los hogares, mientras que las compras no esenciales son relegadas. El sector minorista ha experimentado una fuerte disminución en la demanda, lo cual no solo afecta a los supermercados, sino también a pequeños comercios que dependen de las ventas diarias para mantenerse a flote.
La estructura de pagos: un reflejo de la falta de liquidez
La falta de liquidez se refleja claramente en la estructura de pagos de los consumidores. Según el informe del INDEC, casi la mitad de las compras en supermercados, un 46,2%, se realizan con tarjetas de crédito, lo cual indica la dependencia de los consumidores en los créditos para poder cubrir sus necesidades diarias. Esto representa un riesgo para las familias, que se endeudan a tasas de interés elevadas en un esfuerzo por mantener su nivel de consumo. Solo el 17,4% de las transacciones se realizan en efectivo, lo que sugiere que el dinero en efectivo está siendo reservado para otras necesidades o es simplemente insuficiente en muchos hogares. Los pagos con tarjetas de débito constituyen el 27,3% de las transacciones, mientras que los métodos de pago electrónicos, como aplicaciones móviles, representan el 9,1% restante.
El sector mayorista y la reducción de la demanda empresarial
El sector mayorista también refleja las dificultades económicas. Las ventas en este ámbito disminuyeron un 15,1% en agosto, lo cual revela que no solo los consumidores finales están reduciendo sus compras, sino también los empresarios. La baja en las ventas mayoristas indica que las empresas están comprando menos, posiblemente debido a la reducción en el consumo general y a la incertidumbre en el entorno económico. Esto podría desencadenar un ciclo de caída económica en el que la reducción de la demanda lleva a una disminución de la producción y, consecuentemente, a una mayor pérdida de empleos.
El impacto de la inestabilidad política y las reformas económicas
La situación actual no puede entenderse sin analizar el contexto político. La administración de Javier Milei ha impulsado reformas (retirada de derechos básicos y garantías colectivas) que, en su intento por (supuestamente) estabilizar la economía, han generado un alto nivel de incertidumbre y han afectado la confianza de inversores y empresarios. Las políticas de Milei, que algunos críticos han calificado de “nefastas”, han debilitado el valor del peso y generado volatilidad en los mercados financieros. Esto ha hecho que los ciudadanos desconfíen en el futuro económico del país, lo cual contribuye – aún más – a la contracción de la demanda.
El desafío del gobierno y las posibles soluciones
Para mitigar esta situación, el gobierno argentino necesita implementar medidas concretas que permitan restaurar la confianza de los consumidores y empresarios. Esto podría incluir la estabilización del peso, un control más efectivo de la inflación, y la generación de incentivos para estimular el consumo interno. Sin acciones decisivas, el país podría enfrentar una crisis aún más profunda, con consecuencias devastadoras para la economía en su conjunto. Siendo franco y realista, esperar eso de Milei y Caputo es algo que se acerca a la fantasía.
La caída de las ventas en los sectores minorista y mayorista es un síntoma de una crisis económica más amplia que afecta a todos los niveles de la sociedad argentina. Capaz que sea esa misma la intención. La economía argentina está en una encrucijada, y el camino que elija tomar en los próximos meses será crucial para determinar el bienestar de sus ciudadanos y el futuro del país.
Siempre habrá una o más salidas
Viendo de cerca, muy cercano, tanto la economía como la sociedad argentina son admirables. Hasta un año había una potente participación de la producción industrial en el PBI nacional; hay desarrollo científico y tecnológico, cerebros infindables en la red de universidades públicas nacionales, un capital cultural y humano que deja su marca en el planeta y un softpower mucho más poderoso que los controles desde los círculos más elitizados. Pero, para retomar una línea de crecimiento es preciso cambiar el padrón de la deuda externa, auditar la misma, canjear con el mecanismo de los BRICS (o por lo menos con la China) y conseguir plazos mayores, más largos y con menos intereses.
Una posibilidad concreta es la cumulación de RMB (yuán electrónico) a partir de las exportaciones para China y así canjear en proyectos productivos – considerando que Pekín no admite el ingreso de divisas especulativas en su sistema financiero. Para tanto, es urgente un debate a fondo de futuro cercano, superando la visión obtusa de las fracciones de clase dominante y élites dirigentes que no miran la inserción planetaria de nuestros países (latinoamericanos) buscando solamente sus intereses inmediatos y la sobordinación a Washington, no importando mucho el partido que gane las elecciones.
Bruno Lima Rocha ([email protected]) es periodista brasileño, docente en relaciones internacionales y tiene doctorado en ciencia política; es investigador asociado del ECMES, editor del portal Estratégia & Analise y co-editor del sitio web del Servicio de Noticias (serviciodenoticias.net)