Cultura
Este profesor de inglés tiró a la basura un manuscrito: al día siguiente su mujer lo rescató y lo convirtió en la primera novela de un genio de nuestra época
Si eres fan de este escritor, probablemente ya conoces la historia. Si no, escucha cómo transformó algo que odiaba en el primer paso de su exitosa carrera
El camino al reconocimiento literario de un gigante de la ficción se inició con una prolongada lucha contra la autocensura y la duda sobre la calidad de su trabajo.
Durante la década de 1970, el mundo editorial presenció el surgimiento de varios talentos, aunque muchos enfrentaron severas dificultades para consolidar sus primeros trabajos. En este contexto, un profesor de inglés de Maine dedicaba sus horas libres a la escritura, persiguiendo el objetivo de publicar relatos cortos y novelas en las revistas especializadas de la época.
Este autor, cuya identidad se revelaría fundamental para la ficción moderna, encontró un obstáculo más arduo que los típicos rechazos de las editoriales: su propia autocrítica. A pesar de su dedicación, el escritor mantenía una visión extremadamente negativa de la calidad de sus manuscritos, sintiéndose constantemente superado por la exigencia del mercado.
La manifestación de esta severa autoevaluación se centró particularmente en una novela específica, la cual abordaba temas de telequinesis y fanatismo religioso. Tras completar un borrador, la frustración por la falta de aceptación y el desencanto con el resultado final lo llevaron a una decisión radical: desechar el manuscrito en la basura.
Fue una intervención externa, crucial en la historia personal del autor, la que impidió que el texto se perdiera definitivamente. Un familiar cercano recuperó las páginas descartadas, convenciendo al profesor de que el material poseía valor y potencial de publicación. Este impulso fue determinante para que el escritor revisara el texto y lo enviara a las agencias literarias.
La novela, que finalmente se convertiría en un éxito de ventas masivo y daría origen a una influyente franquicia cinematográfica, marcó el inicio de una de las carreras más prolíficas y rentables de la literatura contemporánea.
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