Cultura
Hace 26 años, ‘Salvar al soldado Ryan’ perdió el Oscar más importante y estalló la controversia: Ahora, una de sus estrellas habla sobre lo ocurrido
Gwyneth Paltrow, que salió victoriosa esa noche, se ha sincerado sobre lo que opina de los galardones: «Creo que están diseñados para reconocer los extraordinarios logros de las personas, pero también son una herramienta de monetización»


A 26 años de la ceremonia, el sorpresivo triunfo de «Shakespeare Apasionado» sobre «Salvar al Soldado Ryan» sigue siendo el debate canónico de los Premios Oscar.
La historia de los Premios Oscar está marcada por triunfos predecibles y grandes sorpresas. Sin embargo, pocos resultados generaron tanta indignación y análisis posterior como la derrota de «Salvar al soldado Ryan» en la 71° edición, que premió a la producción de 1998. Este evento, ocurrido hace 26 años, se convirtió en la vara con la que se miden los mayores desatinos históricos de la Academia.
Dirigida por Steven Spielberg, la épica bélica sobre el desembarco de Normandía era la favorita indiscutida, acumulando once nominaciones y un éxito de taquilla formidable. Contra todo pronóstico, el premio a Mejor Película fue para «Shakespeare Apasionado», una comedia romántica de época que, si bien era sólida, no poseía el peso crítico ni la resonancia cultural de su competidora.
La decisión causó un quiebre significativo entre críticos y el público, que consideraban la obra de Spielberg no solo un avance técnico en el género bélico, sino también una pieza fundamental de la memoria histórica reciente. La división de votos y las intensas campañas de marketing desplegadas detrás de la película ganadora fueron señaladas como factores clave de la insólita conclusión de aquella jornada.
Esta polémica es citada recurrentemente al analizar fallos posteriores de la Academia, solo superada, quizás, en notoriedad por el conocido fiasco de 2017, cuando «Moonlight» terminó llevándose el premio después de un error al anunciar inicialmente a «La La Land». La derrota de 1999 demostró que el peso de la producción o la aclamación universal no siempre garantizan el máximo galardón de la industria.
El debate sobre aquella ceremonia persiste como un caso de estudio sobre la influencia de la política interna de Hollywood frente al mérito artístico percibido. La controversia de 1998/99 es recordada hoy como un punto de inflexión que definió la relación del público con la máxima distinción cinematográfica de Estados Unidos.
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