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La CIA necesitaba una manera de encubrir a sus agentes en operaciones clandestinas: usaron la cara de un actor ganador del Oscar para ello
Uno de estos agentes acabó teniendo una historia que también se llevó un premio de la Academia


En pleno apogeo de la Guerra Fría, las agencias de inteligencia de ambos países no se conformaban con intentar el espionaje a distancia, o consiguiendo la información a través de robo de documentos. Era clave a menudo que los agentes se infiltrasen, o realizasen operaciones clandestinas donde su id…
Artículo original publicado en SensaCine


















