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La Clave para Derrotar el Derrotismo, Según la Psicología

Redacción SDN

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La Clave para Derrotar el Derrotismo, Según la Psicología

En la vida, a menudo nos enfrentamos a desafíos que nos hacen dudar de nuestras capacidades. Sin embargo, ¿qué pasaría si te dijéramos que esa sensación de “no puedo” es, en muchos casos, un hábito aprendido que puedes desaprender? La Lic. en Psicología Soledad Funes, en su reciente columna en SDN Radio, nos ofrece una mirada profunda sobre el derrotismo y cómo podemos combatirlo para vivir una vida más plena y con propósito.

¿Qué es el Derrotismo? La Evaluación Interna que te Juega en Contra

El derrotismo es mucho más que una simple falta de ganas. La Lic. Funes lo describe como un conjunto de emociones, pensamientos y actitudes que surgen frente a los desafíos cotidianos. No es solo un “sentir que no puedo”, sino un “creer que no puedo” que se valida a través de nuestras acciones. Este patrón suele estar vinculado a experiencias previas y a una autoevaluación constante que hacemos de nosotros mismos.

Un concepto fundamental para entender esto es el “locus de control”. Soledad Funes explica que existen dos tipos:

Locus de control interno: Cuando validamos nuestras propias habilidades, capacidades y recursos para afrontar las demandas del entorno. Creemos que podemos, y si algo nos falta, buscamos cómo resolverlo.

Locus de control externo: Cuando consideramos que no tenemos las herramientas y dependemos absolutamente de otros o del medio para funcionar.

El problema del derrotismo surge cuando nos sentimos carentes de este locus de control interno y dependemos de lo que decida o haga “el afuera”. Esto genera una gran incertidumbre, con consecuencias emocionales y cognitivas (en el orden del pensamiento), donde el “no puedo” se convierte en una profecía autocumplida.

La Desesperanza Aprendida: Un Patrón que Podemos Romper

¿Alguna vez te has sentido como si “nada te sale bien” o que “el universo está en tu contra”? Estos son ejemplos del lenguaje derrotista, una manifestación de lo que la psicología llama “desesperanza aprendida”. Acuñado hace años, este concepto explica cómo podemos aprender a desesperarnos o a creer que las cosas nos saldrán mal. Es un proceso doloroso donde uno se encuentra “sin salida”.

La Lic. Funes enfatiza que esta desesperanza no solo proviene de rasgos personales, sino también de lo aprendido en la familia y la sociedad. Mensajes como “No podés, nadie en esta familia pudo” o incluso campañas sociales que refuerzan la idea de que “no podemos modificar nada” pueden traccionar con la desesperanza aprendida.

La Clave está en el Control: Aprende a Separar y Actuar

Un paso crucial para combatir el derrotismo es aprender a distinguir entre lo que sí depende de nosotros y lo que no. Si intentamos modificar lo inmodificable (como el clima o decisiones políticas que no dependen directamente de nuestra acción individual), solo lograremos frustración y reforzaremos la desesperanza.

La invitación es a volver la mirada hacia lo que sí podemos controlar: nuestras propias decisiones y cómo nos posicionamos ante las situaciones. Si algo no depende de mí, lo primero es aceptarlo. A partir de ahí, puedo buscar alternativas dentro de lo posible, replanificando mi acción en lugar de hundirme en el pensamiento de que “siempre me pasa lo mismo”. Esta forma de pensar y actuar se trabaja y se desarrolla.

Desactivando el Lenguaje Derrotista y la Profecía Autocumplida

El lenguaje derrotista como “todo me sale mal” o el síndrome del impostor (sentir que no mereces tus logros) son trampas mentales que debemos confrontar. Es vital cuestionar si esos pensamientos absolutos son realmente ciertos. Por ejemplo, si dices “nada me sale bien”, ¿es verdad que nada en tu vida te ha salido bien? Siempre habrá algo que sí. Al confrontar estos pensamientos con la realidad, evitamos que un pensamiento se convierta en una realidad inmutable.

Las consecuencias más severas del derrotismo incluyen el abatimiento y la resignación. La resignación, según Funes, es “casi como un suicidio cotidiano” porque significa bajar los brazos y dejar de buscar, dejar de hacer. En los casos más extremos, el derrotismo puede derivar en depresión y procesos severos de ansiedad.

¡Acción! Herramientas para Recablear tu Mente

La buena noticia es que el derrotismo puede modificarse y trabajarse. Aquí algunas claves para comenzar:

Identifica el lenguaje derrotista: Presta atención a frases como “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada” en tus pensamientos y palabras.

Contrasta con la realidad: Pregúntate si lo que piensas es 100% cierto. ¿Realmente todo te sale mal? Busca ejemplos de lo contrario.

Cuestiona tus pensamientos: Es saludable confrontar tus ideas, incluso con ayuda de un amigo o un profesional, pero sin caer en la autoflagelación o comparaciones destructivas.

Aprende a aceptarte y amarte: Parece obvio, pero aprender a quererse y a cuidarse es un proceso. Implica correrse de los estándares sociales y preguntarse: “¿Para qué quiero encajar? ¿En dónde quiero encajar?”.

Enfócate en tus recursos: Revisa tu “caja de herramientas” (el locus de control interno) y valora las habilidades que posees y las que puedes desarrollar.

El derrotismo es una evaluación constante donde siempre sentimos que nos faltan recursos suficientes para afrontar las demandas de la vida. Los signos de alerta incluyen un malestar físico y emocional persistente, dejar de disfrutar, evitar actividades y minimizarse constantemente.

Recuerda, no es “todo me salió mal”, sino quizás “hoy no me siento bien” o “esto no salió como quería”. Es un trabajo interno que te permitirá reconectar con tu valor y tu poder.

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Como una brújula en la niebla, el derrotismo nos desorienta y nos hace creer que no hay salida. Pero al igual que la brújula, nuestro locus de control interno nos puede guiar de nuevo a la dirección correcta, recordándonos que tenemos las herramientas para navegar cualquier tormenta.

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