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La necesidad de desarrollo en Argentina (y Brasil) en el área de la salud

Bruno Lima Rocha

Publicado

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Bruno Lima Rocha ([email protected])

Uno de los problemas de la dependencia bimonetaria es la presión que el tipo de cambio ejerce sobre las importaciones de insumos básicos. No sólo las economías que se sustentan en la moneda estadounidense -como Argentina- sino también aquellas que han abandonado peligrosamente una vía industrialista, como la brasileña. En el caso de Argentina, la presión cambiaria y la deuda externa afectan sectores fundamentales, no para la economía del país (sólo), sino literalmente para el bienestar social de las mayorías. Tal es el caso del sector salud, que se convirtió en uno de los ejemplos de los logros de Argentina a mediados del siglo XX.

En Brasil, el problema radica en el paulatino abandono de los laboratorios provinciales, ya que los llamados principios activos (base para la fabricación de medicamentos) se importan en alrededor del 80%. Otro problema de la salud pública brasileña es la voracidad del sistema financiero que intenta “morder” esta porción del presupuesto nacional garantizada por la Constitución Federal. El caso de Argentina bajo el “gobierno” de Javier Milei, Luís Caputo y el círculo rojo es la voracidad de estos capitales -nacionales y extranjeros- sobre la asignación presupuestaria de todo el país, incluido el área de salud pública. Nada que no se haya visto en los terribles gobiernos de Menem y más recientemente de Macri. Sí, cambia la estrategia comunicacional, donde las oficinas gubernamentales operan como prácticas de trolling continuo.

El problema subyacente parece ser más fácil de resolver -en términos económicos- y más complicado en términos de correlación de fuerzas internas. Si una parte importante de la balanza comercial de nuestros países no se convierte a dólares y permanece en yuanes (RMB, yuan electrónico), podríamos crear un centro -un nodo, un complejo médico-químico, farmacéutico y hospitalario- para gestionar el suministro de medicamentos y suministros hospitalarios.

Mientras esto no suceda, tenemos huelgas en el sector salud en Argentina e intentos de recortes presupuestales en Brasil. Animado por los especuladores financieros, el gobierno de Lula 3 está un poco acorralado; El “gobierno” de Milei continúa con su descontrol destructivo. Veamos los efectos en los trabajadores de la salud.

Una pérdida alarmante del poder adquisitivo

El sector de la salud en Argentina enfrenta una crisis profunda que ha llevado a los médicos y empleados del Hospital Garrahan a anunciar una huelga – em noviembre último – de 24 horas en protesta contra las políticas de austeridad del gobierno de Javier Milei. La medida, organizada por la Asociación de Profesionales y Técnicos (APyT) del hospital, refleja el creciente descontento entre los trabajadores de la salud, que ven sus condiciones laborales deteriorarse en medio de una alta inflación y recortes presupuestarios severos.

Según la APyT, los salarios en el Hospital Garrahan han perdido aproximadamente la mitad de su poder adquisitivo entre agosto de 2023 y agosto de 2024. Este deterioro económico es el resultado directo de una inflación galopante que, según estimaciones recientes, supera el 130% anual. Los trabajadores del hospital demandan un aumento salarial que compense estas pérdidas, proponiendo una indexación del 100% de sus sueldos para equipararlos con la inflación acumulada.

Además, exigen vincular los salarios mínimos a la canasta básica de consumo, un estándar que consideran esencial para garantizar una vida digna. También buscan la eliminación del impuesto a las ganancias sobre los salarios, una carga que agrava aún más su situación económica, y el aumento en el pago de aranceles por sus servicios profesionales.

Cifras que ilustran la crisis

En la actualidad, los salarios en el Hospital Garrahan parten de los 500.000 pesos para el personal de apoyo, 700.000 pesos para enfermeros y residentes, y 900.000 pesos como ingreso mínimo para médicos especializados. Aunque estos números pueden parecer elevados, su valor real se ve gravemente disminuido por la inflación y la devaluación del peso argentino.

Esta situación no es exclusiva del Hospital Garrahan. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), los fondos asignados al sistema de salud en 2024 fueron un 36% inferiores a los del año anterior, como parte de una estrategia de recortes presupuestarios que también afectó gravemente a otros sectores clave como vivienda (reducción del 86%), educación (50%) y desarrollo social (61%).

El impacto social de los recortes

Los recortes en salud no solo afectan a los trabajadores del sector, sino también a los pacientes y al sistema sanitario en su conjunto. La reducción del presupuesto ha limitado la capacidad de los hospitales para adquirir medicamentos, mantener equipos médicos y contratar personal adecuado, lo que pone en riesgo la atención a millones de argentinos.

Esta precarización de los servicios públicos se enmarca en una política económica que prioriza la reducción del déficit fiscal por encima del bienestar social. Si bien el presidente Milei ha defendido sus decisiones afirmando que la recesión ha terminado y que el país “ha empezado a crecer”, las estadísticas muestran una realidad diferente para la mayoría de la población.

La respuesta del gobierno: promesas de recuperación

En un discurso reciente ante la Cámara de Comercio, Milei aseguró que “estamos saliendo del desierto” y prometió que “cada día estaremos un poco mejor”. Sin embargo, estas declaraciones han sido recibidas con escepticismo por parte de los trabajadores de la salud y otros sectores afectados, quienes argumentan que las medidas de austeridad han profundizado las desigualdades sociales y deteriorado las condiciones de vida en el país.

Un llamado a la acción

La huelga del noviembre en el Hospital Garrahan no fue solo una protesta por mejores salarios, sino también un grito de auxilio de un sistema de salud al borde del colapso. Los médicos y empleados exigen no solo justicia salarial, sino también una política pública que priorice la inversión en servicios esenciales y garantice el acceso a una atención de calidad para todos los argentinos.

El conflicto en el Hospital Garrahan es un reflejo de una crisis más amplia que afecta a diversos sectores de la sociedad argentina. La respuesta del gobierno a estas demandas será crucial para determinar si el país puede avanzar hacia una recuperación sostenible o si, por el contrario, continuará enfrentando tensiones sociales y económicas cada vez mayores.

Una necesidad urgente

El tema subyacente de cualquier economía capitalista es la conversión de excedentes y la planificación estratégica. Para lograrlo, es necesario gravar las exportaciones primarias, no convertir este valor al dólar, reinvertirlo a través del yuan dentro de los programas de desarrollo del Banco BRICS y así garantizar la reanudación del desarrollo. En el manual parece fácil, en la ejecución no es tan complejo, pero el problema fundamental en Argentina (y en menor medida en Brasil) es contar con sectores importantes de las elites nacionales para perseguir esta opción de desarrollo económico y justicia social. En ausencia de estas élites locales presentes, lo más importante es crear una fuerza social que siga este camino sin obstáculos.

En el caso específico del área de salud, se podría establecer un fondo de reserva, y el Banco do Sul podría ser un buen instrumento para ello. Como Argentina se retiró por error de su ingreso a los BRICS, le correspondería al Nuevo Banco de Desarrollo del bloque económico crear las condiciones para este plan de inversiones y proponer las alternativas necesarias a los más recientes ingresantes y países miembros.


Bruno Lima Rocha ([email protected]) es periodista brasileño, docente en relaciones internacionales y tiene doctorado en ciencia política; es investigador asociado del ECMES, editor del portal Estratégia & Analise y co-editor del sitio web del Servicio de Noticias (serviciodenoticias.net)


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