Actualidad
Potrero de los Funes: Entre el Paraíso y la Promesa Incumplida
El Devenir de la Gestión Municipal y el Sector Socioeconómico ABC1
La apacible geografía de Potrero de los Funes, con su lago espejado y el imponente telón de las Sierras Centrales, la ha consolidado como un enclave predilecto para la inversión de alto standing y el asentamiento de un segmento poblacional que exige estándares de vida superiores. No obstante, bajo la égida del intendente Damián Gómez, una sutil, pero palpable, merma en la calidad de los servicios esenciales comienza a corroer la imagen idílica que esta élite busca preservar.
Si bien la administración se ha abocado a la reactivación de la obra pública y al mantenimiento post-temporal (como se evidenció en Villa Magdalena con la nivelación de calles), la crítica subyace en la falta de visión estratégica a largo plazo. La gestión parece limitarse a la subsistencia operativa en lugar de impulsar una modernización de infraestructura que esté a la altura de las expectativas de excelencia de los residentes ABC1 y de los nuevos inversores. La conectividad y la planificación urbana, vitales para este sector, aún exhiben falencias que desentonan con el valor catastral y la potencialidad de la zona. Se percibe una gestión con reflejos tardíos ante problemas que, en un municipio con esta proyección, demandan soluciones proactivas y tecnificadas.
El Oasis Turístico bajo la Lupa del Exquisito Viajero
Potrero de los Funes es un baluarte turístico, un destino que el propio Intendente Gómez ha promocionado destacando su tranquilidad, hotelería variada y la oferta de senderismo y gastronomía. Sin embargo, para el turista de alto poder adquisitivo, la experiencia no se mide solo por el paisaje, sino por la sutileza de los detalles y la perfección de los servicios.
La principal crítica radica en que el impulso turístico se percibe como inercial más que como resultado de una gestión innovadora y vanguardista. La mención del autódromo, ahora “disfrutado de otra manera,” podría interpretarse como una falta de capitalización integral de un activo que fue un motor de atracción masiva. La búsqueda de “crecer en calidad de servicios” que menciona el Intendente, implícitamente, confirma la existencia de un déficit actual que el visitante exigente no está dispuesto a tolerar. El mantenimiento de la pulcritud del perilago y la optimización de la experiencia integral del turista aún no alcanzan el nivel de sofisticación que justifique su posicionamiento como un destino de primer orden internacional. La gestión parece rezagada en la implementación de tecnologías turísticas y en la homogeneidad de la excelencia en toda la cadena de valor.
La inacción o la respuesta meramente paliativa ante contingencias ambientales (como las secuelas de temporales) o la conectividad deficiente representan puntos de fricción inadmisibles para el viajero que busca una estancia premium, menoscabando la competitividad de la marca Potrero de los Funes en el circuito turístico de lujo.
