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Rumbos y amenazas para Brasil en el camino de la multipolaridad
El discurso del presidente Lula en Shanghai es muy revelador de las posibilidades abiertas del multilateralismo brasileño. No me sorprendería una conversación informal entre la alta jerarquía diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y la cancillería francesa, porque el mensaje del banquero Macron llegó la semana anterior al anuncio de la ampliación de la cartera de proyectos del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB por sus siglas en inglés), justo bajo el mando de la expresidenta Dilma Rousseff. Inmediatamente llegaron los mensajes pro yankis, y no fueron nada sutiles.
Bruno Lima Rocha (@blimarocha) – Abril 2023
En este artículo observamos los efectos y pronósticos de la multipolaridad reafirmada por Brasil en el 3er mandato de Lula y las evidentes amenazas provenientes de parte de las élites nacionales alineadas con los EE.UU. en conjunto con la presión del Departamento de Estado y sus largos brazos mediáticos y financieros.
Rumbos de Brasil? – 1
La delegación brasileña encabezada por el presidente Lula se dirigía a China, casi llegando, de hecho, en el momento exacto en que comenzaba a escribir estas palabras que resultaron en un artículo. Si la mitad de los acuerdos anunciados se concretan, ya cambia el juego en el país, en el Continente y podría poner a Brasil yendo al encuentro con el capitalismo chino y en colisión frontal con las proyecciones de poder de EE.UU (vean lo que dijo el Washington Post).
No es poco lo que se presenta. Los dos mayores desafíos del planeta son reducir la desigualdad socioeconómica y promover una economía baja en carbono. En cambio, en Occidente, una cuarta parte del electorado y buena parte de la clase dominante proyectan el caos y la ruptura social a través de la manipulación de las redes sociales – incluidas aquellas por las que transitan las líneas aquí escritas.
Las salidas a los problemas de Brasil dentro de un capitalismo parcialmente soberano forman el sistema de solución para América del Sur y quizás para toda América Latina. Eso ya lo sabemos todos.
La cuestión es evaluar la capacidad de las fracciones de clase dominante (la comunidad empresarial que no vaciló en apoyar a Bolsonaro y consideró realizar un golpe de Estado) o de trepadores arribistas (como las neófitas élites políticas bolsonaristas) para jugar en el escenario interno. O, ¿qué hará el gobierno de los Estados Unidos, sea o no cercano a la socialdemocracia brasileña (en la lógica del enemigo de mi enemigo puede ser mi amigo)?
Considerando los “logros” de las administraciones 1 y 2 de Obama, con el Proyecto Pontes y las operaciones Lawfare (a través del instrumento del FCPA) que hasta ahora han hecho inviables al menos dos sistemas políticos (Argentina y Perú), podemos esperar de todo y un poco más.
Rumbos de Brasil – 2
Brasil es un ejemplo de “potencia media” (middle power en la jerga de las relaciones internacionales), y con propensión a “liderar” el bloque continental, si no en toda América Latina, al menos en América del Sur y definitivamente en el Cono Sur. Esto casi sucedió al menos en el giro de la segunda administración Lula (2007-2010) a la 1ra de Dilma (2011-2014) y ahora en 2023 el diseño en términos del Sistema Internacional es aún más favorable.
Las condiciones para tal proyección de poder – y sin poderío militar incluido – están más que dadas, siempre y cuando el país resuelva su asfixia con el rentismo y la renovada vocación de ser primario exportador. El apoyo alineado de la Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP, vean la posición de su presidente) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI, vean la posición de su directiva) con el nuevo gobierno, reeditando el pacto de clases de Lula y José Alencar (el ex vicepresidente de Lula que era empresario de la rama textil), está siendo reeditada por el actual presidente y el vice, el exgobernador del estado de São Paulo (equivale al 40% del PBI nacional), Geraldo Alckmin.
Advierto a los ufanistas de turno que esta no es una tarea fácil. El problema clave en la relación entre el Poder Ejecutivo, la Industria y la élite paulista fue el mismo -EL MISMO – que llevó a Vargas al suicidio (en 24 de agosto de 1954) y puede estar siendo reeditado en este momento. Otra cuestión clave es el reconocimiento de que existe una parte considerable del aparato estatal que es abiertamente protofascista, especialmente en las carreras militar, legal, correccional y policial. Los ejemplos abundan.
Los llamados “diputados de la bala” promovieron una Tarde de Horrores en la Comisión de Seguridad Pública el martes 11 de abril de 2023, cuando una vez más el Senador electo Flávio Dino (PSB/MA) y Ministro de Justicia fue expuesto en situaciones humillantes y pantomimas es prueba de ello. La calaña bolsonarista puede no estar dispuesta a defender el país, pero a actuar en la lucha intestina, “están abiertos a más recursos y espacios”. Cualquier semejanza con los “tigres de la represión política argentina” (como Alfredo Astíz) y la vergonzosa conducta de estos oficiales profesionales ante los regimientos británicos en la Guerra de las Malvinas no es coincidencia.
Ahí es donde entra el otro factor. El “frente interno” de un proceso de desarrollo nacional implica un discurso de soberanía nacional con un perfil popular. Implica lucha popular – lucha de clases – en pleno pacto social. Podría cambiar, pero tal como es, sin clasismo (que apunta al avance de las conquistas populares) y sin movilizaciones al estilo nacional-populista (ratificando el pacto de clases pero con banderas de soberanía y desarrollo), las cuentas de la balanza de poder social en Brasil simplemente no cierran.
Rumbos 3 – Brasil, China y el multilateralismo activo
El discurso del presidente Lula en Shanghai es muy revelador de las posibilidades abiertas del multilateralismo brasileño. No me sorprendería una conversación informal entre la alta jerarquía diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y la cancillería francesa, porque el mensaje del banquero Macron llegó la semana anterior al anuncio de la ampliación de la cartera de proyectos del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB por sus siglas en inglés), justo bajo el mando de la expresidenta Dilma Rousseff. Inmediatamente llegaron los mensajes pro yankis, y no fueron nada sutiles.
No es de extrañar que el ex juez de la Operación Lava Jato y senador Sergio Moro (União Brasil / PR) ya esté expresando preocupación difundiendo un artículo del Washington Post con notas editoriales provenientes directamente del Departamento de Estado y el Pentágono. Sorprendentemente, el expresidente estadounidense Donald Trump tenía razón en su observación en una entrevista para Fox News, difundida en un post publicado por el hijo número 03 y diputado nacional Eduardo Bolsonaro (PL/SP). El ex propietario y gerente del casino afirma lo obvio cuando dice “nuestro poder está en nuestra moneda, si el mundo comercia con moneda china u otras monedas, es como perder una guerra mundial”.
Quedan dudas reales. ¿La administración de Joe Biden se apoyará en el “estado profundo / deep state” para tratar de contener el avance de la economía brasileña en un sistema multipolar? ¿O apelarán al trumpismo tropical que ya opera en Brasil y ejerció el desgobierno de Bolsonaro durante vastos cuatro años? Hay que recordar que todo eso fue precedido por la tenebrosa administración de Michel Temer (2016-2018) y el nefasto papel de militares de alto rango bajo la orientación de los generales Sergio Westphalen Etchegoyen (liderando en las sombras ) y el 01 al mando del Ejército, Eduardo Dias da Costa Villas Bôas. Como ya escribimos, la teniente general Laura J. Richardson, la generala al frente del comando sur de EE. UU. en esta administración de Joe Biden y Kamala Harris, reafirma reiteradamente la preocupación de la superpotencia decadente respecto a la presencia de China en la economía. y en cadenas de alto valor agregado ya existiendo en Latinoamerica.
El aviso está dado y todos los operadores serios de la defensa interior, así como la gran comunidad académica y los especialistas en el duro juego de las relaciones internacionales saben perfectamente lo que puede pasar. Aunque el momento político sea positivo – ya que la extrema derecha brasileña se ve contra la pared y fracturada por todos los flancos – no es posible volver a confiar ciegamente (es decir, sin la debida preparación y anticipación de escenarios) y recibir otra traición de la lideranza de la industria del país. La única salida del empresariado industrial es el único camino para el desarrollo del capitalismo brasileño. O sea, son lo mismo. Esto tiene poco o nada que ver directamente con la lucha de clases (lamentablemente), sino con la división internacional del trabajo y la creación de riqueza con garantía de prosperidad para más de la mitad de la población.
No es poco lo que está en juego y para EEUU es mucho, mucho. A juzgar por el comportamiento melancólico de la defensa interna en 2009 – cuando la metástasis de Lava Jato y Lawfare se instauró en Brasil y América Latina – realmente hay necesidad de preocupación y anticipación.
Bruno Lima Rocha es politólogo (PhD), periodista y docente de relaciones internacionales. ([email protected] / www.estrategiaeanalise.com.br)
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