Como respuesta a la pandemia, el gobierno norteamericano se vio forzado a flexibilizar la emisión monetaria a los efectos de ofrecer mayor liquidez y con ello generar un círculo virtuoso que evitara una recesión. Sin embargo, la consecuencia fue que, luego de 40 años, la inflación anual trepó al 7%. Ahora que ha pasado lo peor de la pandemia y su economía interna parece estabilizada, a los efectos de reducir la inflación, la fed ha decidido restringir la emisión monetaria y subir la tasa de los bonos del tesoro.
La pregunta que nos hacemos es, ¿cómo pueden influir estas decisiones en un país aparentemente alejado como la Argentina? ¿En qué pueden afectar las decisiones del “banco central” norteamericano nuestra vida cotidiana? ¿Cómo podemos pensar la relación entre el 7% de inflación norteamericana y más del 50% en la argentina? ¿Hay forma de salir de lo que pareciera un laberinto cíclico?
La fed ha decidido restringir la emisión monetaria y subir la tasa de los bonos del tesoro
Hablar de globalización, entre otras cosas, significa tratar de comprender cómo afectan las decisiones de una nación en otra y esto se acrecienta cuando hablamos de países centrales en relación a países dependientes como el nuestro. En argentina se suma el problema de una economía “bimonetaria”.
Las decisiones de la Fed no son noticias buenas y las consecuencias son complejas. Esto puede impactar en nuestro país de diferentes maneras: una de éstas es la reducción de capitales internacionales, ya que estos son proclives a la búsqueda de mejores rendimientos y una mayor tasa en EE.UU produce que, cual golondrinas, migren hacia el norte. Esto implica menor inversión extranjera, menos dólares para la producción local, menos recursos para la importación de lo esencial para un crecimiento económico.
Quién no tiene conocimientos de economía puede pensar que estas son cuestiones metafísicas, que no afectan su vida cotidiana, sin embargo, las consecuencias son directas: significa menos dólares y más caros para importar bienes de consumo -cajas de cambio de un auto, medicamentos, tecnología, electrodomésticos, insumos para la salud -, significando un freno a la producción, de autos por ejemplo, y su impactos sobre el empleo directo y el consumo interno.
Sería posible que un fortalecimiento de la moneda norteamericana produzca un mayor incentivo a la exportación, ya que nuestra producción se hace más tentadora en los mercados internacionales, sin embargo, nuestra lucha interna con respecto al dólar y la inflación, hacen que estos impactos sean relativos.
Si una inflación del 7% anual en EEUU genera una incertidumbre no recordada hace décadas, es más que urgente reconocer que estamos en tiempos donde nuestra deuda y nuestro apego al billete verde nos coloca en una situación de vulnerabilidad muy grande
Tanto la negociación con el FMI por la reestructuración de la deuda tomada por el gobierno de Cambiemos, como aquellos acontecimientos internacionales que puedan generar inestabilidad en las finanzas mundiales –el potencial conflicto armado entre Rusia y Ucrania fomentado por EEUU- son claves para comprender las fluctuaciones del dólar en nuestro país, principalmente el dólar blue que obedece al humor -y es una herramienta de presión- de los grandes inversores, nuestras reservas del BCRA y sobre todo el valor de las mercancías. El tiempo parece acabarse y la negociación con el fondo no se resuelve, complicando aún más el panorama. Es clave señalar que argentina pudo sortear la catástrofe financiera internacional del año 2008 gracias a su bajo nivel de endeudamiento en dólares, contrariamente al escenario actual.
Si una inflación del 7% anual en EEUU genera una incertidumbre no recordada hace décadas, es más que urgente reconocer que estamos en tiempos donde nuestra deuda y nuestro apego al billete verde nos coloca en una situación de vulnerabilidad muy grande y nos otorga menos márgenes de soberanía.