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Argentina

“Ningún pibe nace chorro”

Diego Apa

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Hoy intentaremos abordar un tema sumamente delicado de la realidad argentina. Que nos duele y nos lastima, literalmente.

Y esto me dispara tantos sentimientos y recuerdos, de amigos de la infancia, algunos por portación de imagen se fueron bajo el plomo de una 9 de algún cobani trasnochado, o por culpa de alguna sustancia que ayuda a enmascaran el hambre, el miedo y falta de oportunidad…el Pupo, Martincito, Moco, y el Dandy, donde andarán hermanitos, A David lo seguí viendo cada tanto, antes de partir a tierras Puntanas, él está bien. Por suerte hace poco en redes sociales lo encontré a Adrián, la paso feo, pero él también está bien, pudo formar su familia, labura y logro reinsertarse en la sociedad, después de algunas malas decisiones, todos resultados de la meritocracia, las crisis, la falta de empatía, todos protagonistas de un terrible juego de soldaditos de plomo, donde te matan o los matamos. Adri y David tuvieron la fortaleza, no sé si mental, espiritual o quizá ambas de salir de ese lugar, pero otros no, y aquí está el debate.

“Ningún pibe nace chorro”

Si me permiten voy a compartir con ustedes una pequeña parte de mi infancia, o adolescencia…Cuando los viejos no están en casa, en mi caso por laburar, pero incluso cuando no están desde el punto de vista de guía, de sostén emocional, hasta de estructura de un ser que se está preparando como actor de la sociedad, uno queda librado al barrio, pasa a ser criado de alguna manera un poco por los pibes más grandes de la esquina, otro poco por doña Mary, y alguito más por Papa y Mama, que en el mejor de los casos intentan que el día tenga 100 horas para poder estar presentes, pero solo son 24, y entonces uno comienza a encontrar identidad y pertenencia con sus pares, comenzas a pasar cada vez más tiempo en la esquina, comenzas a exponerte cada vez más al destino, y aunque siempre pasa la vecina o el vecino que da buenos consejos, lo cierto es que los compas “más valientes” si me permiten el termino, esos con los que compartíamos un picadito en el potrero de la esquina se cansaron de que nadie los vea y salieron a buscar la viyuya, a poner el pecho como se dice en el barrio, y acá entro sin querer en una retorcida encrucijada, porque “mis amigos” pueden matarte, pueden matarnos, por un pelpa, unas altas llantas o porque si, por el simple hecho que vos tenes y ellos no. Y lo primero que pienso es en el dolor de sus víctimas, en lo terrible de haber pasado por una situación de violencia, de robo, o peor aún, en lo irreparable de haber perdido un ser querido…y cada vez me hundo más en la dualidad de saber que me los puedo encontrar en cualquier esquina, quizá debería pensar que ya no son los pibes del barrio, que son delincuentes, y que merecen el peor de los finales, pero esto nos llevaría a una justicia inmediata, que se diluye en un instante porque a la vuelta de la esquina está pasando de nuevo, y otra vez, y otra…entonces de a poco, hasta con vergüenza y miedo de no respetar a las víctimas comienzo a preguntarme si el hastío de la necesidad pudo más, comienzo a cuestionarme si tengo algo que ver en el hecho de que esos pibes, que eran mis amigos hoy engrosan la lista de los pibes chorros, de esos que nadie, o casi nadie se pregunta el por qué, y si bien es cierto que otros logramos esquivarla, tan cierto como que hoy estoy acá, hablando con ustedes o que Adri y David siguen allá en Bs As, luchándola. Y…Lejos, muy lejos de romantizar la delincuencia casi en un recodo de la realidad, me pregunto, y los invito a todos y todas preguntarse ¿quiénes somos los responsables?

¿Podemos hacer algo más para evitar estos destinos? Algunos quizá dirán que es culpa de cada uno, que se jodan por villeros, otros quizá a esta altura hayan cambiado el dial o prefieran ir a ver videítos en TikTok, alimentando una efímera realidad, casi sin permitirse pensar en esto, que es tan controversial como doloroso.

DIEGO APA

Pero aun mantengo la esperanza de que muchos y muchas reflexionaran desde el corazón, y al menos se permitirán pensar unos instantes en nuestros pibes y pibas, en los más jóvenes, en aquellos que deberían ser nuestro futuro, y no llegan a ser nuestro presente, y aún más, AQUELLOS QUE ALGUNOS QUIEREN ESCONDER EN EL PASADO CASI COMO QUE NO EXISTIERAN…y si sos uno de esos, de esos que evocan con el corazón Agarra fuerte ese sentimiento, no lo sueltes, ¡guárdalo bien en el lugar más seguro de tu ser! porque al menos desde mi parecer es la punta del hilo enmarañado de este tema tan difícil, que no creo que se resuelva tan simple y pragmáticamente como cárcel o bala. Debemos darnos este debate, debemos actuar en consecuencia si queremos que nuestros pibes, sigan siendo nuestros amigos del barrio, o simplemente si queremos caminar tranquilos por la calle, porque existen, porque están ahí, porque muchas veces son el chivo expiatorio del más poderoso, del tranza o incluso la caja chica del taquero del barrio, lo cierto, tan crudo como la realidad misma que vivimos, que ningún pibe nace chorro…

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